
Angela Morales Guarch

ConsĂșltalo con la almohada
Si algo te preocupa, escrĂbelo antes de ir a dormir y di en voz alta: «De esto me ocuparĂ© mañana».
Es de todos sabido que el sueño es reparador, todos los animales duermen, si un animal no duerme termina muriĂ©ndose. Pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo y seis años soñando, no es un tiempo perdido, sino imprescindible. La dificultad para conciliar el sueño suele ser uno de los primeros sĂntomas que se manifiestan cuando perdemos el equilibrio emocional y fĂsico.
Las mĂĄs modernas teorĂas de la neurologĂa del sueño apuntan a que Ă©ste tiene un importante papel en las funciones cognitivas mĂĄs complejas, como la resoluciĂłn de problemas, la memoria y el aprendizaje y que lejos de corresponder a actividades mentales aleatorias, se llevan a cabo procesos que mezclan recuerdos, percepciones sensoriales y emociones, de tal manera que lo que se persigue es la comprensiĂłn o asimilaciĂłn de aquello que nos ocurre en el periodo de vigilia. El sueño actĂșa sobre nuestra memoria emocional activando los circuitos cerebrales asociados a la emociĂłn, como la amĂgdala y el sistema lĂmbico y desactivando el control consciente de la corteza frontal y la entrada y salida de estĂmulos desactivando partes del tronco cerebral (durante el sueño REM).
Es crucial para fijar los recuerdos, durante el sueño el cerebro clasifica, selecciona, almacena y desecha la informaciĂłn y los recuerdos. Es por esto que, al dĂa siguiente de haber estudiado, recordaremos mejor la materia si dormimos el tiempo necesario en lugar de pasar la noche repasando. Es preciso, por tanto, dormir bien para que lo que hayamos estudiado permanezca en nuestra memoria al dĂa siguiente.
Los bebés duermen mås porque favorece la maduración de sus órganos y fortalece su sistema inmunitario, lo que le vuelve menos vulnerable a posibles infecciones y enfermedades y mientras duermen segregan la hormona del crecimiento.
Observaciones realizadas por neurocientĂficos de los Estados Unidos, publicadas recientemente en la revista Science concluyen, al parecer, que el cerebro aprovecha las horas de sueño para deshacerse de todas las sustancias tĂłxicas que fue acumulando durante el dĂa. Lo curioso es la forma en que lo hace: los investigadores de la NYU Langone Medical Center muestran por primera vez que el sueño despuĂ©s de aprender favorece el crecimiento de las espinas dendrĂticas que son pequeñas protuberancias de las cĂ©lulas del cerebro que se conectan con otras cĂ©lulas cerebrales. Las espinas dendrĂticas facilitan el paso de informaciĂłn a travĂ©s de las sinapsis, las uniones entre las neuronas, las cĂ©lulas del cerebro.
AdemĂĄs del sistema circulatorio tĂpico, con venas y arterias, existe otro conjunto de vasos llamado sistema linfĂĄtico, por el que circula un lĂquido llamado linfa. El cerebro carece de sistema linfĂĄtico, pero tiene en cambio un mecanismo que hace sus veces (de ahĂ que se denomine sistema glinfĂĄtico) y que fue descubierto por estos mismos investigadores hace poco mĂĄs de un año. BĂĄsicamente, el sistema consiste en una corriente del lĂquido que baña las neuronas y que circula âa presiĂłnâ por unos canales que forman algunas cĂ©lulas cerebrales. Ahora, utilizando sofisticadas tĂ©cnicas de imagen para observar el cerebro de ratones, los cientĂficos comprobaron que durante el sueño esos canales se hacen mucho mĂĄs anchos y el flujo del lĂquido se acelera significativamente. Esto lleva consigo una mejor âlimpiezaâ de los residuos.
Muchas enfermedades neurodegenerativas se originan por la acumulaciĂłn de depĂłsitos tĂłxicos que el cerebro no consigue eliminar, por lo que este hallazgo podrĂa ser de gran importancia. Para confirmar esta hipĂłtesis, los investigadores inyectaron la proteĂna amiloide (que se acumula en el cerebro de pacientes con enfermedad de Alzheimer) en los cerebros de los ratones, y comprobaron que desaparecĂa mucho mĂĄs rĂĄpido cuando los ratones estaban dormidos. Esto abre nuevas perspectivas para investigar fĂĄrmacos que ayuden al cerebro a deshacerse de los productos tĂłxicos cerebrales, lo que cambiarĂa el panorama de las enfermedades neurodegenerativas asociadas con el envejecimiento.
CientĂficos de la Universidad de Wisconsin han descubierto que al dormir, durante la fase REM que es cuando soñamos, producimos mielina: una proteĂna que actĂșa como un lubricante que protege las cĂ©lulas del sistema nervioso. Si la proteĂna no se genera las cĂ©lulas mueren. Este descubrimiento puede servir para ayudar a enfermedades que atacan al sistema nervioso como la esclerosis mĂșltiple.
Como vemos, dormir tiene enormes beneficios a la hora de mantener nuestra salud emocional y mental.