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                                         Hay un largo camino...

 

“La imaginación es el ojo del alma”, lo escribió Joseph Joubert, un filósofo francés del siglo XVIII. ¿Saben? Si nunca se sienten poco creativos intenten volver a la niñez. Nunca conocí a un niño poco imaginativo, poco creativo... Así fuimos, así éramos hasta que alguien decidió enseñarnos a “hacerlo todo de una manera correcta”.

 

En otra entrada les hablé del funcionamiento de los dos hemisferios cerebrales. En el hemisferio izquierdo se desarrollan los procesos racionales, lógicos, matemáticos... Resulta un hemisferio que puede llegar a ser potentísimo, pero que trabaja siempre de forma mecánica, ordenada, digamos como lo haría un ordenador, utilizando lo aprendido para estructurar cada nuevo conocimiento. El hemisferio derecho es todo lo contrario: sentimiento, ilusión, fantasía, imaginación, creatividad... “El ojo del alma”, suena tan bien...

La pregunta que les voy a dejar en el aire es: ¿No consiste la Educación Académica en ir paralizando el hemisferio derecho para potenciar de forma sistemática el izquierdo?

Si así fuera, ¿por qué? Liquidamos al niño para construir al adulto “competitivo y triunfador”... ¿Y? Educamos a los niños para poder acceder a una prestigiosa profesión que les permita ganar dinero... Trabajar y ser ricos para poder amar y ser amados, jugar y divertirnos, relajarnos, ... ¿Se dan cuenta? Para poder disfrutar de aquello que nos ofrecía el hemisferio derecho pero que descartamos... Desarrollamos los medios para alcanzar un fin que no podemos disfrutar...

¿Saben algo que leí? Ni más ni menos que el gran éxito de las drogas en Occidente se da por la posibilidad que nos ofrecen de revivir en el hemisferio derecho... Ese hemisferio que “la Educación liquidó”. Solo pensarlo asusta, ¿verdad?

El alumno más exitoso de nuestro “amado” Sistema Educativo es aquel que desarrolla una memoria capaz de repetir exactamente aquello que aprendió. ¿Y? Nada, tonterías... Y es que eso de trabajar con niños pequeños creo que me está volviendo inocente... Y no comprendo algunas cosas: si realmente quiero devolver, vomitar la misma comida que comí... ¿No es indispensable que no la digiera? Vaya, y con la información ¿no pasa lo mismo? Qué cosas más raras.... Pero bueno, llevamos siglos haciendo lo mismo. Supongo que alguien muy muy listo y sabio entendió que esa información repetida tal como entró que otorga la Matrícula de Honor sí se digiere...

No, no me tachen de sarcástico, por favor... Lo que pasa es que suelo trabajar con niños muy pequeños y ellos lo comprenden todo más rápidamente...

Vale, me voy... De “vacaciones” entrecomilladas...

Para que pasen el rato les regalaré otro video... Me lo enviaron ayer y creo que representa un canto a la esperanza precioso...

Miquel Beltran i Carreté

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