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¿Por qué lloramos?

 

 

Todos los mamíferos producen lágrimas, humedecen el ojo y lo mantienen libre de infecciones. Sin embargo, únicamente las personas podemos llorar. Las lágrimas a causa de emoción son un rasgo exclusivamente humano. ¿Qué sucede en nuestra estructura cerebral que posibilita el llanto y nos diferencia del resto de los animales?

 

El llanto tiene una  función biológica, social y psicológica muy importante,  con él nos aventajamos una vez más en nuestra condición de supervivencia, adaptación y socialización. Llorar implica mucho más que derramar lágrimas, nos sirve para protegernos de agentes tóxicos, nos sirve para comunicar, para aliviarnos y también para acercarnos a los otros y reforzar nuestros vínculos con ellos.

 

De acuerdo al profesor inglés Michael Trimble del Instituto de Neurología en Londres  el llanto pudo haber sido una de las primeras formas de comunicación del hombre, antes incluso de que existiera el lenguaje.

 

Por lo general, las lágrimas de emoción suelen ser saludables, ya que contienen leucina encefalina, una hormona que actúa sobre el dolor, así como las moléculas y las toxinas del estrés, que el cuerpo evacúa al llorar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Angela Morales Guarch

 

 

Así mismo, el mensaje nervioso que provocan las lágrimas origina la producción de analgésicos (supresores del dolor) naturales. Un estudio ha calculado que llorar disminuye la tristeza o el enfado aproximadamente en un 40%. Sin embargo, no todas las lágrimas de emoción alivian. No, llorar no siempre ayuda, depende de las circunstancias. No hay demasiada evidencia científica al respecto, aunque se calcula que dos de cada tres terapeutas recomiendan llorar como herramienta positiva. En un estudio realizado sobre tres mil personas, se preguntó a la gente cómo se sentía después de llorar. Los que se sentían mejor eran los que recibían apoyo de otras personas, los que eran consolados, mientras que los que no recibían consuelo se sentían avergonzados. Y si sientes vergüenza, ésta anula los beneficios de llorar.

 

 

Lloramos por todo tipo de cosas. Por pelar cebollas, por pérdidas, por decepciones, porque deseamos algo que no llega, por dolor físico, por miedo… y por alegría también. Los bebés  a veces parece que se ahogan cuando lloran,  ello ocurre para que los padres reaccionen más deprisa. Por supuesto no es nada consciente, se trata de un mecanismo que tienen los bebés y niños pequeños para llorar con mucha más intensidad y ayudar así a su supervivencia. Los bebés lloran cuando tienen hambre, sueño, el pañal sucio, cuando tienen frío o calor, cuando tienen dolor… Piensa también cómo puede llorar un adulto angustiado: los sollozos casi silenciosos, los ojos llenos de lágrimas enormes, los movimientos de los hombros y la dificultad para respirar, parecidos a lo de los bebés, invitan a que nos «socorran».

 

 

Llorar, por lo tanto, no indica debilidad, sino una cultura y moralidad característicamente humana.

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