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Trastorno autista

 

 

El autismo en la infancia fue descrito por primera vez por Kanner (1943), ocurre más en los niños que en las niñas, y normalmente se puede identificar antes de los dos años y medio de edad. El autismo como enfermedad no existe, ya que no se sabe qué lo provoca, es un trastorno del desarrollo mental debido a una disfunción cerebral a causa de alguna mutación genética.

 

En el DSM V (Manual Diagnóstico de Enfermedades mentales),  el TEA (Trastorno del Espectro Autista) incluye el trastorno autista, el síndrome de Asperger, el trastorno generalizado del desarrollo (TGD) y el trastorno desintegrativo infantil.

 

El trastorno autista supone incapacidades en áreas psicológicas y conductuales, especialmente hay un deterioro de las interacciones sociales, en la comunicación verbal y no verbal y conducta.

 

En cuanto a  las relaciones sociales, se revela  porque el niño parece distanciado

 

Angela Morales Guarch

desde las  primeras etapas de su vida, el  niño  no alza los bracitos para que lelevanten, no sonríe ni mira a los padres. No muestran afecto ni contacto con ni con sus padres ni con otros niños o adultos. Viven en un mundo cerrado e impenetrable. El sentimiento de identidad en los niños autistas se definiría  como que  tienen un concepto de sí mismo borrosos, llamado “ausencia del yo” (Bettelheim).

 

En el área del lenguaje su comunicación es nula, no habla o lo hace de manera restringida, en el caso que haya habla no la usan para comunicarse, sólo para sus necesidades (comer, beber) o por ecolalia (repite lo que acaba de oír). Si se desarrolla el lenguaje éste es inapropiado para su edad  en cuanto a entonación, velocidad, ritmo, no entienden órdenes sencillas o bromas. Las funciones imaginativas y simbólicas están afectadas. Sin embargo sabemos que hay autistas que llegan a memorizar guías de teléfonos o calcular días de la semana para una fecha.

 

Conductualmente suelen presentar rituales y estereotipias corporales  haciendo  movimientos rítmicos hacia adelante y hacia atrás durante horas o dar vueltas y les es molesto cambiar cualquier rutina. Pueden llegar a hacer puzles por encima del promedio de los niños de su edad, pero si se ponen dibujos para que los ponga en orden para contar una historia los niños autistas marcan deficiencia. Pueden llegar a tener una relación estrecha con determinados objetos, juguetes, algún color concreto… y si se interrumpe o se les retira el objeto (resistencia al cambio)  pueden llegar a caer en violentos berrinches o llanto o un  cambio mínimo en el ambiente, como la colocación de sus juguetes, o el orden de los libros puede provocarles una rabieta.

 

Pueden tener deterioro en alguno de los sentidos, audición, visión, tacto, gusto, equilibro, olfato, propiopercepción. Algunos pueden ser muy sensibles a los estímulos auditivos (tinitus, un silbido o zumbido persistente en los oídos), otros pueden evitar toda clase de contacto corporal, otros tienen poco o ninguna sensibilidad táctil o al dolor.

 

El trastorno autista es diferente en cada persona y hay diferentes grados de severidad, por ello es importante que cada  niño tenga su propio programa individual. Hay escuelas públicas y privadas (la mayoría son privadas) en las que emplean programas y tratamientos especiales los cuales pueden llevarse en casa, ello implica que los padres se involucren más. Para cada niño hay que buscar la escuela que encaje mejor en función de sus necesidades.

 

Un estudio llevado a cabo por Aussilloux, psiquiatra de la Universidad de Montpellier, concluye que hoy en día, de cada 100 autistas 15 logran ser autónomos, pueden estudiar, trabajar (por ejemplo trabajos que conlleven una repetición, como pintores, lavaplatos, líneas de producción…) e incluso pueden vivir solos.

 

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